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EN JUNIO CON NUESTRA PATRONA

Dentro de los actos que estamos organizando para conmemorar los 350 años de la fundación de nuestro monasterio, hemos tenido en el mes de Junio a la Patrona de Cádiz, la Virgen del Rosario.

Cuando la patrona hizo su aparición por nuestra Iglesia, unos niños empezaron a echarle pétalos de flores, e hicieron una alfombra a su paso. Nuestra patrona estaba en casa, no era un sueño; fue otro regalo más de nuestra MADRE del cielo, que tanto nos quiere.

La Iglesia se abrió por la mañana para que los que quisieran pudieran venir a visitar a la patrona, la Hospitalidad de Lourdes organizó una hora santa. La Eucaristía fue a las 12 del mediodía y celebramos la propia de la Virgen del Rosario. Al terminar algunos concejales vinieron a ofrecer un ramo de flores a la Virgen (lo hacen cada vez que termina una sesión de investidura, y daba la casualidad que en esta investidura, la Patrona estaba con nosotras). Por la tarde, fueron la Renovación Carismáticos los que organizaron la hora santa, al finalizar tuvimos el rezo del Rosario, las vísperas, y una vigilia de adoración preparada por el Prior del Santuario de la Virgen del Rosario, el Padre Pascual Saturio.

Al día siguiente se abrió la iglesia por la mañana para que también los gaditanos pudieran venir a visitar a su patrona. A las 11, la cofradía de las Siete Palabras organizó la hora santa, y a las 12 fue nuestra comunidad quien la preparó. Por la tarde las Hijas de la Caridad, organizaron la hora santa, después rezamos el rosario, con las letanías a la Virgen cantadas, Vísperas y la Eucaristía.

Quisimos que esta Eucaristía fuera solemne, por eso vino a cantar el coro que ya cantó en la misa de inauguración de este año jubilar. En el ofertorio, ofrecimos la medalla de la Inmaculada que llevamos en el manto, para que la Virgen la llevara como recuerdo de esta visita a nuestra Iglesia.

Al finalizar la Eucaristía la Virgen volvía a su casa, se nos hizo corta esta visita, y casi que no queríamos que se fuera, pero en nuestro corazón se queda el recuerdo de estos días tan entrañables vividos con Ella.

Es difícil plasmar en un papel, lo que cada una de nosotras pudo vivir en estos días, pero fueron días de gratitud y alegría al Dios que nos quiere, y por eso nos deja a su MADRE. Con palabras del Papa Francisco, pudimos gritar “TENEMOS MADRE”.

 

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