Belén Mairena del Aljarafe
Con aires de Mercedes
En Mairena la Virgen María,
nuestra soberana nos mandó cantar.
¡Ay! ¡Qué niño tan bonito nos ha nacido en Mairena!
Su cuerpo es de suave arminño.
Su cara blanca azucena.
En Mairena la Virgen María,
nuestra soberana nos mandó cantar.
¡Ay! ¡Qué niño tan bonito nos ha nacido en Mairena!
Su cuerpo es de suave arminño.
Su cara blanca azucena.
El martes 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, tuvo lugar la clausura del 350º aniversario del “Dies Natalis” de Sor María de Jesús.
A las 12:00 hs, dio comienzo la Eucaristía en el monasterio de la Inmaculada Concepción de Ágreda, concluyéndose así las celebraciones realizadas a lo largo del año.
A LA ATENCIÓN DE LA MADRE PRESIDENTA Y HERMANAS
DE LA FEDERACIÓN SANTA MARÍA DE GUADALUPE,
DE LA ORDEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Queridas hermanas:
Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado.
En la plenitud del tiempo (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cf Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios.
La hermana María del Carmen Mariñas, Coordinadora, nos envía la siguiente carta con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Querida Madre:
En este día tan especial en que celebramos la grandeza de Dios obrada en ti al crearte Inmaculada, te dirijo estas letras que, desde mi ser Concepcionista, van cargadas de gratitud hacia Dios, hacia ti, hacia Santa Beatriz, hacia las hermanas que nos han precedido, y hacia todas las que están haciendo posible que tu pureza Inmaculada sea celebrada y asumida, como carisma que expresa la primacía de la gracia, de manera que nos configure y nos permita estar en la Iglesia con una forma de ser peculiar.